Cada uno de nosotros tiene dos padres, cuatro abuelos y abuelas, ocho bisabuelos y bisabuelas, dieciséis tatarabuelos, etc., etc. Más allá de la impronta genética, entre los miembros de un mismo linaje se tejen profundos vínculos de muy diferente naturaleza: emocional, psicológica, imaginaria… Esta constelación de los ancestros nos brinda un profundo sentido de pertenencia y de arraigo en este mundo. Somos fruto de la tierra, somos producto de la historia humana, pero somos ante también herederos de una historia familiar que merece la pena recogerse y transmitirse a las futuras generaciones.
Proyectos
No se han encontrado proyectos